Los isondúes
Un buen día Tupá decidió crear a los hombres. Y los creó. Pero a los hombres les hacían falta muchas cosas para poder vivir. Entonces, Tupá, que era bueno, les dio la primera hoguera. ¡Imagínense todo lo que podían hacer los hombres con el fuego!
Todo iba bien hasta que a Añá, el malo, se
le ocurrió dar una vuelta por la Tierra. ¡El disgusto que se llevó! De tan
enfurecido que estaba, se había puesto rojo. Claro, como era casi el anochecer,
él había pensado que encontraría a los hombres muertos de frío…Pero no, nada de
eso. Lo que realmente vio Añá fue que a lo largo de los campos brillaban
pequeñas fogatas y alrededor de las fogatas…¡Sí! ¿Cómo adivinaron?, ahí estaban
los hombres de lo más contentos con el calorcito, contándose historias mientras
comían. Y eso fue lo peor: Añá, el malo, no podía soportar que los hombres se
sintieran unidos alrededor de los fogones… tan unidos, que hasta se olvidaban
de sus peleas y compartían sus alimentos.
Y entonces Añá, que por algo era malo,
tomó mucho aire, tanto que casi se le reventaron los cachetes, y salió volando
sobre los campos. Cada vez que veía una fogata, soplaba con todas sus fuerzas.
¡No saben el susto que se llevaron los
hombres! Los pobres no comprendían qué estaba sucediendo y temían que el fuego,
que era tan bueno, se perdiera para siempre. El ventarrón desparramaba miles de
chispas por todas partes, mientras Añá corría como loco de acá para allá
tratando de apagarlas del todo.
Cuando Tupá se enteró de lo que estaba
ocurriendo en la Tierra, decidió que no se iba a poner nervioso. No,
señor. Todo lo contrario: se sentó y se puso a pensar una estrategia para que
Añá no se saliera con la suya. Pensó y pensó, y se le ocurrieron muchas ideas.
Pero, de todas las ideas, hubo una que le gustó más, y entonces la puso en
práctica.
Como Tupá era muy poderoso, transformó las
chispas que andaban desparramadas por la Tierra en isondúes. ¿Saben
ustedes qué son los isondúes? Son insectos, pero insectos muy particulares que,
mientras vuelan, se encienden y se apagan de a ratitos. Como si fueran
chispas. De tan atolondrado que era, Añá ni se dio cuenta de la
transformación y siguió corriendo y soplando detrás de lo que él creía que eran
chispas. Así fue como se alejó de los fogones, donde todavía quedaban brasas
encendidas.
Pero los hombres se habían quedado de lo
más desconsolados. ¡Y no era para menos! Los pobres creían que sus fogatas, ese
regalo tan preciado que hacía poco tiempo les había dado su dios, se habían
apagado. Tupá sintió pena y bajó otra vez a la Tierra para enseñarles a
mantener vivas las brasas.
Mientras tanto, Añá seguía corriendo y
corriendo detrás de los isondúes, decidido a apagar todo el fuego de la Tierra.
Un día, cansado de tanto correr y soplar, se detuvo un ratito y vio que los
hombres estaban otra vez sentados alrededor de sus fogones, cantando, comiendo,
trabajando…
Entonces, lleno de rencor, se metió en una
cueva oscura y se quedó allí, pensando en nuevas artimañas para destruir lo
construido y borrar lo aprendido. Y ahí se quedó.
Pero lo importante es que, desde aquel
día, los isondúes siguen volando sobre los campos, como estrellas cercanas que
alegran las noches de los hombres.
Leyenda guaraní
■ En las siguientes oraciones referidas a la leyenda que
leímos hoy, pintar la respuesta correcta.
_ Para vivir, los hombres recibieron de Tupá las
piedras/el fuego.
_ Añá se disgustó/alegró al ver a los hombres
calentándose con el fuego.
_ El dios Tupá/Añá volaba por los campos soplando
para apagar las fogatas.
_ Tupá transformó las chispas en isondúes/mariposas
para engañar a Añá.
_ Aña, cansado de correr y de soplar, se metió en una casa/cueva
para pensar.
■ En el siguiente cuadro contar…
Lo que me gustó de la
leyenda… |
Lo que no me gustó de
la leyenda… |
|
|
■ Escribir un texto corto de unas cuantas oraciones
contando de que se trata la leyenda leída hoy.
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