martes, 15 de junio de 2021


La leyenda de la piedra movediza

     Hace mucho tiempo, cuando la Tierra era joven, existió una piedra enorme. Eso no tiene nada de raro porque el mundo está lleno de piedras enormes. Pero ésta era distinta: más grande que tres elefantes, tenía en la base una punta redondeada que se posaba sobre el lomo de la sierra. Quedaba así en equilibrio hamacándose en el aire. Y siguió, siguió durante siglos. ¿Por qué la piedra se balanceaba, allí, suspendida?
     Cuenta la leyenda que, en los comienzos, la Luna y el Sol estaban casados y vivían en la Tierra. Eran muy poderosos y crearon la pampa, la adornaron con pasto, árboles y ríos. Y cada una de esas cosas fue la casa de los animales. Crearon también al hombre.
     Terminada la tarea, dijo el Sol:
     _ ¿Cómo podemos vigilar mejor todo lo que hicimos?
     _ Desde arriba _ dijo la Luna.
     Así que se fueron a vivir al cielo y desde allí iluminaron el camino de los peces, el calor de los nidos, la vida de los hombres y de las mujeres.

     Pero sucedió que el puma que estaba en la Tierra se puso feroz y angurriento. Comía todo lo que encontraba. Ya no le bastaban los animales pequeños. Se fue poniendo muy grande, muy grande. Y su hambre era también gigantesca. Por eso quiso comerse al mismo Sol.
     Tanto se afanó en este antojo que le crecieron alas y subió al cielo a perseguirlo. El Sol fue palideciendo, perdiendo calor, porque el puma, cada vez más goloso por algunos rayos que había logrado probar, lo acechaba en todos los rincones del cielo.
     Entonces los hombres que vivían en la Tierra se pusieron en guardia. El Sol era su creador, y además no podía faltarles la luz y el calor. Se reunieron y alistaron las flechas.
     Justo en el momento en que el puma estaba por dar el zarpazo para arrastrar al Sol a su escondrijo, miles de flechas se clavaron en su cuerpo.
     El puma rugió y cayó de lo alto haciendo mucho ruido. Pero no murió.
     La Luna, que se desesperaba en el cielo, empezó a tirar piedras hasta taparlo. Todas esas piedras fueron tomando forma de sierras. La última, enorme, quedó extrañamente apoyada en lo más alto. Y Allí empezó a moverse al compás de los latidos del corazón del puma. De aquel puma que había querido comerse al Sol.



_ Marcar con X en verdadero (v) o falso (f) según corresponda.

■ En los comienzos, la Luna y el Sol no vivían en la Tierra.   
 
       v (   )                          f (   )       
■ La Luna y el Sol crearon la pampa, a los animales y al hombre.

 v (   )                             f (   )
■ Para vigilar lo que habían creado, la Luna y el Sol se fueron a vivir al cielo.
  
                 v (   )                       f (   )
■ Un león gigante quiso comerse al Sol.                        
     v (   )                             f (   )
■ Los hombres lanzaron flechas al puma hambriento.

       v (   )                            f (   )
■ La Luna le lanzó troncos hasta taparlo, formando sierras.

        v (   )                            f (   )

_ Ahorcado.

• La enorme piedra era más grande que tres…











• Al puma le crecieron…






• Los hombres lanzaron al puma miles de…









• La enorme piedra se movía al compás de los latidos del corazón del…








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