La leyenda de las estrellas
Para los mocovíes, el cielo no es algo lejano e inalcanzable, sino que está muy cerca. Empieza ahí nomás, en la copa de los árboles, y es un lugar muy frío, donde habitan seres poderosos que le dieron al mundo su forma y todos los bichos que viven en él, el mataco, la mariposa, los ratones, el guazuncho. Al principio, cuando el mundo era joven, el cielo estaba oscuro, no había luces, los hombres aún no tenían fuego, no podían cocinar, y no se diferenciaban mucho de los animales.
Ocurrió que un día Cacaré, el carancho, al que todos despreciaban porque comía animales muertos, mientras andaba volando por todas partes vio un toldo de donde salía humo y se acercó a ver qué era. Y ahí fue cuando se encontró con que en ese toldo vivía una viejita muy solitaria que sí tenía fuego.
La viejita lo guardaba escondido para no compartirlo con nadie.
Y Cacaré decidió robárselo, pero... ¿Cómo hacerlo? De repente tuvo una idea: se metió en el río y apareció frente al toldo, todo mojado y tiritando.
_ Mirá cómo estoy _ le dijo _. ¿Puedo acercarme al fuego para calentarme?
Ella lo miró desconfiada, pero al final lo dejó pasar diciéndole que no se acercara al fogón.
Cacaré se quedó muy quieto en un rincón, pero cada vez que la viejita se daba vuelta, él se acercaba despacio hasta las brasas. Cuando estuvo muy cerca, ¡Zas!, en un descuido se apoderó con su pico de dos tizones y salió volando.
_ ¡Eh! ¡Eh! ¡Ladrón sinvergüenza! _ empezó a gritar la vieja _. ¡Ayúdenme a atrapar al ladrón! _ gritaba tanto que todos los pájaros vecinos salieron a ver qué pasaba, y empezaron a perseguir al carancho.
El astuto Cacaré volaba y al mismo tiempo aventaba con sus alas los tizones de su pico para que saltaran chispas y molestaran a sus perseguidores. Cuanto más se le acercaban los otros pájaros, más rápido movía él sus alas y las chispas volaban por todos lados iluminando la noche. Tantas chispas lanzó Cacaré que al fin, cuando se apoyó en el tronco de un árbol para descansar, se dio cuenta de que los tizones se habían apagado y él se había quedado sin fuego.
Se puso muy triste, aunque cuando miró hacia abajo vio por todas partes resplandecían hogueras porque los Mocovíes habían ido juntando las chispas que caían al suelo y con ellas encendieron bellísimos fuegos. Es por eso que desde entonces los hombres tienen fuego para cocinar, y los animales no.
Eso vio el pájaro cuando miró al suelo, pero cuando miró hacia arriba vio algo todavía más maravilloso: las chispas que habían subido al cielo lo habían llenado de estrellas. Muchas se juntaron formando un ancho camino luminoso que no lleva a ninguna parte y lleva a todas partes. Es el Nayic, la Vía Láctea, que desde entonces les sirve a los hombres para orientarse en la noche y marcar el paso del tiempo.
También dicen que algunas estrellas formaban la figura de un algarrobo que se desplegaba entero en el cielo y era el padre de todos los algarrobos y que otras estrellas forman el tronco del palo borracho.
Y unas pequeñas estrellitas que otros pueblos llamaron las Pléyades, o los Siete Cabritos, para los Mocovíes son Lapilalagachí (el abuelo), que cuando brillan fuerte prometen buena cosecha.
Todo esto cuentan aún hoy los Mocovíes cuando se sientan alrededor de las hogueras, bajo la inmensidad del cielo estrellado.
Ocurrió que un día Cacaré, el carancho, al que todos despreciaban porque comía animales muertos, mientras andaba volando por todas partes vio un toldo de donde salía humo y se acercó a ver qué era. Y ahí fue cuando se encontró con que en ese toldo vivía una viejita muy solitaria que sí tenía fuego.
La viejita lo guardaba escondido para no compartirlo con nadie.
Y Cacaré decidió robárselo, pero... ¿Cómo hacerlo? De repente tuvo una idea: se metió en el río y apareció frente al toldo, todo mojado y tiritando.
_ Mirá cómo estoy _ le dijo _. ¿Puedo acercarme al fuego para calentarme?
Ella lo miró desconfiada, pero al final lo dejó pasar diciéndole que no se acercara al fogón.
Cacaré se quedó muy quieto en un rincón, pero cada vez que la viejita se daba vuelta, él se acercaba despacio hasta las brasas. Cuando estuvo muy cerca, ¡Zas!, en un descuido se apoderó con su pico de dos tizones y salió volando.
_ ¡Eh! ¡Eh! ¡Ladrón sinvergüenza! _ empezó a gritar la vieja _. ¡Ayúdenme a atrapar al ladrón! _ gritaba tanto que todos los pájaros vecinos salieron a ver qué pasaba, y empezaron a perseguir al carancho.
El astuto Cacaré volaba y al mismo tiempo aventaba con sus alas los tizones de su pico para que saltaran chispas y molestaran a sus perseguidores. Cuanto más se le acercaban los otros pájaros, más rápido movía él sus alas y las chispas volaban por todos lados iluminando la noche. Tantas chispas lanzó Cacaré que al fin, cuando se apoyó en el tronco de un árbol para descansar, se dio cuenta de que los tizones se habían apagado y él se había quedado sin fuego.
Se puso muy triste, aunque cuando miró hacia abajo vio por todas partes resplandecían hogueras porque los Mocovíes habían ido juntando las chispas que caían al suelo y con ellas encendieron bellísimos fuegos. Es por eso que desde entonces los hombres tienen fuego para cocinar, y los animales no.
Eso vio el pájaro cuando miró al suelo, pero cuando miró hacia arriba vio algo todavía más maravilloso: las chispas que habían subido al cielo lo habían llenado de estrellas. Muchas se juntaron formando un ancho camino luminoso que no lleva a ninguna parte y lleva a todas partes. Es el Nayic, la Vía Láctea, que desde entonces les sirve a los hombres para orientarse en la noche y marcar el paso del tiempo.
También dicen que algunas estrellas formaban la figura de un algarrobo que se desplegaba entero en el cielo y era el padre de todos los algarrobos y que otras estrellas forman el tronco del palo borracho.
Y unas pequeñas estrellitas que otros pueblos llamaron las Pléyades, o los Siete Cabritos, para los Mocovíes son Lapilalagachí (el abuelo), que cuando brillan fuerte prometen buena cosecha.
Todo esto cuentan aún hoy los Mocovíes cuando se sientan alrededor de las hogueras, bajo la inmensidad del cielo estrellado.
_ Responder…
1) ¿Cómo era el mundo al principio?
2) ¿Qué vio el carancho Cacaré mientras volaba?
3) ¿Qué hizo el carancho para robarse el fuego?
4) ¿Qué pasó con el fuego luego que Cacaré fue perseguido por los otros pájaros?
5) ¿Qué hicieron los Mocovíes con las chispas que caían al suelo?
6) ¿En qué se transformaron las chispas que subieron al cielo?
_ Ahorcado.
_ Ahorcado.
• Al principio del mundo, los hombres no tenían…para
cocinar.
• El carancho se metió en el… y salió todo mojado.
• Persona que empezó a gritar ¡Ladrón sinvergüenza!
• Cuando las pequeñas estrellitas brillan fuerte prometen
buena…
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