Cierto día una zorra invitó a comer a la cigüeña. La comida era sencilla pero apetitosa. La zorra sirvió un sabroso jugo de carne que presentó en platos, por lo que la cigüeña, con su pico largo, no pudo comer casi nada, mientras que la zorra, en un momento, lo fue tragando todo.
Para vengarse de este engaño, algún tiempo después, la cigüeña invitó a su vecina a comer a su casa. A la hora determinada, la zorra acudió al lugar y alabó a la cigüeña porque la comida prometía ser muy buena, ya que despedía un olor exquisito. La cigüeña sirvió la comida en vasos altos y de cuello estrecho, de suerte que solo permitían que ella pasara su pico para tomar el manjar, pero a la zorra le era completamente imposible hacerlo. Sin probar nada, se marchó avergonzada, con la cola entre las piernas y las orejas gachas.
Engañadores, esta fábula es para ustedes: esperen siempre cosa parecida a la que ustedes les hacen a los demás.
Jean de La Fontaine
_ Responder…
1) ¿Qué comida sirvió la zorra?
2) ¿Por qué no pudo comer la cigüeña?
3) ¿Pudo comer la zorra de los vasos altos?
4) ¿Qué enseñanza nos deja esta fábula?
_ Marcar con x en la opción correcta.
● La comida que sirvió la zorra fue…
Ensalada. ( )
Asado. ( )
Jugo de carne. ( )
● La cigüeña invitó a su casa a la zorra para…
Darle las gracias. ( )
Vengarse. ( )
Disculparse. ( )
● La zorra se fue de la casa de la cigüeña…
Avergonzada. ( )
Alegre. ( )
Triste. ( )
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